Cuando pensamos en una columna sana, la primera imagen mental es de una columna derecha. Probablemente porque siempre hemos pensado que “hay que pararse derecho”, o “caminar derecho” o “sentarse bien” es lo que entendemos como algo bueno. Pero, para entender, una columna sana DEBE tener curvaturas.
¡¿Curvaturas?!
Si, curvaturas, pero no cualquiera. Existen curvaturas que son normales y curvaturas que son anormales. 
Normalmente, si miramos la columna de una persona adulta de perfil, observamos que se dan un seguido de curvas suaves denominadas curvaturas normales, en donde tendremos una curvatura cervical, una curvatura dorsal, una curvatura lumbar y otra curvatura sacra.
Lo interesante de estas curvaturas es que han estado gran parte del tiempo con nosotros, y no se generan en etapa adulta. Por ejemplo, la curvatura lumbar, la cual se llama Lordosis Lumbar, comienza su aparición desde los 10-11 meses en adelante, que es cuando el bebe es capaz de pasar a la posición de estar de pie y comenzar a caminar. La curvatura cervical por su parte, comienza su formación cuando el bebé es capaz de soportar el peso del cráneo, desde los 3-4 meses en adelante. La curvatura torácica y sacra está presente desde nuestro desarrollo embrionario, desde que estábamos en el útero de nuestra madre. Es por ello que estas dos curvaturas se denominan curvaturas primarias, y se denominan “Cifosis” torácica o sacra.
Es por estas razones que cuando vemos a una persona de perfil, podemos ver estas curvaturas, que la gran cantidad de veces son normales. Hay ocasiones en donde estas curvaturas aumentan, lo cual se denomina “hiperlordosis” o “hipercifosis” según corresponda, que es lo más común de ver.
Es importante entender que la preservación de curvaturas normales y dentro de rangos normales es indispensable para el funcionamiento normal de nuestro cuerpo. Si lo pensamos, ¡casi nos han acompañado toda la vida!. Generar cambios, inversiones, pérdidas de éstas curvaturas, implica un cambio no tan solo en la curvatura, sino en todo lo que ello implica, ligamentos, músculos, tendones y ¡hasta nuestro Sistema nervioso!
Nuestra función como Quiroprácticos no trata de tener columnas derechas. Nuestra función como quiroprácticos es que, independiente de que curvaturas tenga tu columna, es que funcione lo mejor posible, libre de interferencias, generando que tu cuerpo funcione a tu máximo potencial.
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